30 Por eso - palabra de Yahveh, Dios de Israel - yo había dicho que tu
casa y la casa de tu padre andarían siempre en mi presencia, pero ahora -
palabra de Yahveh - me guardaré bien de ello. Porque a los que me honran,
yo les honro, pero los que me desprecian son viles.
31 He aquí que vienen días en que amputarán tu brazo y el brazo de la
casa de tu padre, de suerte que en tu casa los hombres no
lleguen a
madurar.
32 Tú mirarás al lado de la Morada todo el bien que yo haga a Israel y
nunca habrá hombres maduros en tu casa.